A principios de octubre tuve el privilegio de ser conferencista invitado en la CUMBRE SER 2023. SER es una organización cuya misión es apoyar a niños, niñas y adolescentes de comunidades en desventaja económica a desarrollar las fortalezas del carácter y adquirir los conocimientos y habilidades necesarias para tener éxito en la vida. Es una organización increíble, con un equipo increíble que tengo el privilegio de conocer. (Si quieres saber más sobre ellos, haz click aquí).
El tema de mi conferencia era “HISTORIA DE UNA TRIBU: Cómo construir organizaciones fuertes (y una vida mejor) desde el ADN de la conexión humana” (por cierto, -spoiler alert-: ¡el libro con ese título estará muy pronto disponible!). Allí hablé con los directores de los distintos planteles sobre las claves para conectar mejor a nivel personal con el objetivo de crear equipos fuertes, unidos y con un mismo propósito.
Luego escribiré más al respecto. Por ahora, me interesa platicarte de la interesante plática que fue parte de este mismo congreso, y que corrió por parte de LORENA OCHOA, la mejor golfista mexicana de todos los tiempos, quien ahora dedica gran parte de su tiempo a apoyar la educación a través de su fundación y, sobre todo, con su tiempo y su experiencia.
La plática fue breve: un poco más de una hora, en donde Lorena contó su propia historia: la historia que la mayoría de las personas no conocen. Para los medios internacionales, Lorena era una atleta de alto rendimiento, siempre en la mira de los fotógrafos y siempre llena de éxitos, premios y reconocimientos. Pero ella tenía algunas otras cosas que contar.
Hubo dos puntos que me llamaron especialmente la atención de su conferencia, y que deseo compartirte:
1) La importancia de tu red de protección. Cuando era muy joven, a Lorena le ofrecieron un contrato millonario que incluía casa y coche en Miami, coach 24 horas y todos los lujos que pudiera necesitar. ¡Parecía ser el sueño de cualquier atleta joven!
Lorena tomó una decisión que muchos tacharon de tonta: rechazar estos lujos y quedarse a vivir con su familia, en su casa de Guadalajara. Esta decisión, sin duda, hizo más lento su ascenso… pero solidificó su carrera y su personalidad para poder lidiar con el éxito cuando, inevitablemente, llegó.
Lorena sabía -y así lo sigue viviendo- que contar con una red de protección humana (personas que te cuiden, que te quieran y comprendan; que te digan la verdad y te animen a dar más) es más importante que cualquier mansión o auto de lujo. Es cuando cambiamos a las personas por las cosas que verdaderamente perdemos el rumbo.
2) El juego de la inteligencia emocional. La receta para el éxito no es difícil de entender: hay que trabajar duro. Lorena dedicaba más horas y más esfuerzo a pegar bien a la pelota, a desarrollar sus habilidades en el gimnasio y a practicar su golpe corto: llegaba antes y se iba después que todas sus competidoras. Esto lo hemos escuchado miles de veces: es fácil de entender y fácil de decir… pero muy difícil de hacer. Es más: es imposible para la mayoría de las personas en el planeta.
El verdadero juego -dice Lorena- no está en la pelota o en el palo; o en la fuerza de los músculos… sino en la inteligencia emocional que se requiere para mantener la calma cuando todo está en juego; para levantarse rápido cuando caemos, cuando estamos cansados, cuando se burlan de nosotros; a través de momentos personales difíciles y de retos físicos inimaginables.
No es -nunca es- la fuerza bruta, sino la fuerza de la mente, y la capacidad de economizar la energía mental, sin perder tiempo en problemas innecesarios o un estrés voraz. “Muchas golfistas juegan muy bien, y hasta mejor que yo, en un día cualquiera. Pero cuando el golpe importa, de verdad importa, es cuando hay que mantener la calma, la cabeza fría y el corazón tranquilo”.
Una de las cosas que más amo de mi trabajo es esta: la oportunidad de conocer gente increíble en todos los rincones, y de aprender y seguir aprendiendo en cada paso del camino.