Existen dos tipos de personas en el mundo: Las que dicen “¡ya son las nueve!” y las que dicen “¡apenas son las nueve!” Por algún misterio insondable… estas dos personas se casan entre sí.
-Leído en algún lugar.
El 90% de lo que aprendí del amor lo aprendí de mis padres. Su amor fue siempre firme y confiado a través de tiempos buenos y no tan buenos; enfermedades, crisis económicas y emocionales e hijos respondones. No eran lo que uno llamaría “cursis” o demasiado dramáticos en sus expresiones románticas (aunque me han contado que, en su juventud, mi padre alguna vez atravesó un pantano a pie para tomar una flor particularmente hermosa, que quería obsequiar a mi madre. Mi madre agradeció, claro, y luego tuvo que lavar esa ropa a mano…); pero lo que ahorraban en romance hollywoodense, lo prodigaban en amor doméstico. Nunca los oí discutir, y jamás levantarse la voz. Mi mamá siempre cocinaba y mi papá siempre decía que era lo mejor que había probado jamás. Mi mamá siempre se peinaba igual, y siempre, a decir de mi papá, se veía guapísima. Sobra decirlo: ninguno de los dos era perfecto, pero así se quisieron sin traición ni tregua por más de 40 años. Mi padre murió hace cuatro años y mi madre sigue siendo una abuela consentidora. Soy y me considero afortunado, y espero transmitir esta misma seguridad a mis propios hijos.
Yo pensaba que esta sola noción me mantendría a flote en mi propio matrimonio. Cuando conocí a Mónica me enamoré inmediatamente; tuvimos un cortejo breve, seguido de un noviazgo breve, y nos casamos en un día soleado de verano. Todo era brillante, luminoso y prometedor. La luna de miel fue increíble, y puesto que ambos teníamos un ejemplo de matrimonio sólido en casa (mis suegros están cerca de sus bodas de oro), asumí que sería natural, sencillo, casi automático: todo andaría sin el menor problema.
Pero no fue así.
El noviazgo y la luna de miel sirven para conocer a tu pareja; pero los primeros meses de matrimonio sirven para conocer a otra persona: a ti mismo.
Sólo hasta que estás en el nuevo departamento o casa, a solas con la persona que has prometido amar por el resto de tu vida, te das cuenta, como si tuvieras una especie de espejo magnificador, de tus propias fallas. Nunca había sabido cuán impaciente era yo, cuán orgulloso, cuán egoísta, cuán malhumorado… y cuán desagradable podía llegar a ser si me lo proponía.
El matrimonio implica la fusión de dos cosmos totalmente distintos, aun cuando los novios coincidan en muchas de las cosas más importantes. Es, efectivamente, el inicio de una nueva vida, en la que ambas personas deben poner todo lo que tienen y lo que son sobre la mesa.
Cada quien viene ya con una casa de bloques que ha construido para su propia vida: ahora ambos tienen que desarmar sus casas y juntar los bloques en una sola cubeta. Después, uno a uno, irán sacando los bloques para construir una nueva casa: una que, si está bien hecha, será más grande, más fuerte, con más habitaciones y con una genial protección contra los dragones. Esta casa puede ser como quieran, en tanto que ambos lo quieran.
Si queríamos construir una casa fuerte y un matrimonio feliz, necesitábamos pedir consejo y ayuda. Muchos de los consejos que recibí por aquellos días están en este libro y espero que puedan cambiar tu vida como cambiaron la mía. He descubierto que, si aplicamos las reglas universales de la comunicación en el matrimonio, cosas mágicas pueden pasar.
Un matrimonio feliz es posible. De hecho, es muy posible. No basta la buena voluntad, ni el enamoramiento. Hay que estar dispuestos a aprender algunos conceptos y técnicas que nos ayuden a comunicar mejor; a conectar más y a resolver las crisis –como se resuelven todas las crisis- antes de que aparezcan.
Hace un par de años (¡en plena pandemia!), viendo que más y más personas se enfrentaban a los retos de comunicar su amor en medio de una crisis, publiqué un pequeño libro que te quiero recomendar. Se llama “¡Matrimonios a prueba de crisis!”, y está lleno de ideas, tips, técnicas y mapas para hacer de la comunicación en tu familia uno de los pilares más fuertes de su presente y futuro.
¿Sabes que puedes ganar todas las discusiones con tu pareja? ¿Te interesa descubrir cómo se construye un mapa de amor? ¡No te vayas lejos! Te iré compartiendo más ideas sobre este tema que es tan, pero tan, pero tan relevante.
¡Hasta pronto!
Frank GP